lunes, 13 de octubre de 2008

Irreversible



Un grupo de niños ofendidos por el verdadero ultraje que sufrió Indiana Jones a manos de Spielberg y Lucas han levantado un verdadero revuelo entre cinéfilos y moralistas.


La corrosiva serie animada South Park levantó, un vez más, ampolla con un capítulo donde abusan una y otra vez del héroe amado por grandes y chicos. De todas las escenas de acceso carnal violento hay una que es de antología. El homenaje a Jodie Foster en su actuación que le valió su primer Oscar es frontal y no menos elocuente.


La libertad de expresión en la tierra del ya maltrecho “sueño americano” es una garantía constitucional que los gringos cultos (los hay) saben aprovechar. En repetidas ocasiones el cine ha levantado ampollas para ponerles sal. Casos como el de JFK, Roger and Me, o el ya clásico Bowling for Columbine, son tres muestras de producciones taquilleras que cuestionan verdades oficiales y posiciones casi dogmáticas de la sociedad americana.


Lo bueno del asunto es que el gobierno no desaparece a los directores. Los inquieta con visitas extrañas de hombres de traje y lentes oscuros, como lo denunció en su momento (rodaba JFK) Oliver Stone.


El mirarse al espejo y verse la cara, ese rostro del que Camus decía que después de cierta edad todo hombre es responsable, es una manera de crecer cuando nos decimos las verdades sosteniendo la mirada. La sátira resulta ser una de las maneras más eficaces de opinión. Su provocación es inmediata porque no maquilla la verdad con palabras raras o complejas estructuras de pensamiento.


La libertad de expresión más que un derecho debe ser una obligación de todos. ¿Cuándo en el cine colombiano se podrá ver una película sobre Uribe, Pastrana o Samper? ¿Cuándo un paisano podrá cuestionarnos con un largometraje a lo Oliver Stone con su reciente W. ?