jueves, 18 de septiembre de 2008

PRESENTACIÓN


Hola, soy el señor Delbert Grady, obviamente éste no es mi nombre de pila, en Colombia no se puede usar el nombre verdadero para denunciar, a menos que se quiera terminar tirado en un potrero, con un enjambre de moscas viviendo en la boca. No quiero ser un héroe o un mártir, no vale la pena.

Mi odio a Colombia se remonta a mis primeros años de vida, creo que desde siempre he sabido que esto está jodido, que esto va mal, que éste país es maligno: mata el espíritu cuando no al cuerpo.

Sólo que cuando era más joven no me importaba tanto como ahora, porque cuando era más joven tenía grandes sueños: Que me importaba que gran parte de las mujeres de Colombia fueran ignorantes, interesadas, zorras pero asolapadas y no tan bonitas, si cuando viajara a Bélgica o Brasil, disfrutaría los placeres de la vida al lado de una impresionante rubia estudiante de violín clásico. Que me importaban los trancones eternos y la contaminación cancerígena de las calles de la ciudad si cuando visitara Australia disfrutaría del aire puro y la velocidad de carreteras impecables, construidas con los mejores materiales y no con los peores, como acá. Que me importaba estar recibiendo una pésima educación en la universidad, si cuando viajara a EEUU, a tomar esa especialización tan deseada, la calidad se impondría a la mediocridad, y estos grandes estudios me pondrían a un nivel de conocimientos promedio al primer mundo. Que me importaba la pésima televisión de Colombia, que solo alimenta la ignorancia, la división y el pensamiento único, si cuando viajara a España o a Londres tendría el Museo del Prado o el British Museum para pasar mis tardes libres.

No fue así, no pude irme, así que la gente que quiera insultarme por estos escritos podrá comenzar diciendo que soy un perdedor, ah!, y un arribista también, por pensar que solo lo mejor está afuera y lo peor aquí. No me fui, pero mis amigos si se fueron, en un periodo de 5 años se fueron del país el 95% de todos mis amigos; cansados de la violencia (no por el 18% de la violencia de la guerrilla y los paramilitares si no por el 82% restante: la violencia generada por la gente buena y linda de de Colombia), cansados del desempleo, la miseria, cansados de la mediocridad, cansados de la monotonía.

Hoy camino solo, entre esta gente que no entiendo, que no conozco, que no son mis hermanos, estos colombianos de bien, la gente más feliz del mundo según las encuestas, que durante siglos se han dejado joder, bien duro por el culo, de los políticos, los bancos, los curas y las empresas sin quejarse, pero que se ofenden y son capaces de matar, si otro igual a ellos, los roza sin querer en la calle.

Ha nacido así este blog, que no tiene mayores pretensiones, tan solo el de permitirme escupir de vez en cuando un poco de veneno para que no se me acumule en el corazón.

Dicen que las palabras son armas, si es así, me gustaría que este blog fuera una bomba atómica contra Colombia. ¿Demasiada pretensión? Tal vez no, tal vez soy solo un indigente.

Soy un indigente con una bomba atómica dentro de mi bolsa de basura.