domingo, 26 de octubre de 2008

! Fuerza, chico, fuerza !























Cachorro con pinta de aficionado golfista. Golfo juvenil con fachada facial de gavilán alebestrado, petardo con aire de sapo de colegio. No sé cuál de todas estas cosas me fastidia más.

Cuando sea “grande” quiere ser como papá. Para ello se prepara muy bien desde ahora. Todas las mañanas antes de ir a trabajar hace solfeo para alcanzar la tesitura del exclusivo acento beligerante de los capataces paisas.

Tiene una palabra favorita que le encanta pronunciar con una saña particular. Es el orgullo de papá. Ha sido premiado con elogios en público y de regalo el corazón grande de su señor le obsequió el derecho de tener su propio espacio televisivo de vez en cuando. Lo he visto detrás de un atril de madera envejecida enfrentado la cámara muy seguro y prestante al escupir de su pico lo grande que ha sido su ministerio.

Lo imagino jugando a la guerrita con su pequeño campo de batalla a escala. Tendrá un buen número de soldaditos de plomo importados y unos cuantos muñecos deformes de plastilina. Mientras tanto en la tele de su despacho ministerial la tetas de Vicky Dávila presentan en las noticias del medio día como los soldaditos de papi resuelve el fastidioso problemita de los indígenas cochinos y feos que bloquean la vía Panamericana. Con rabia coloca los muñequitos hechizos de plastilina en el campo de batalla que se extiende por su escritorio. Y seguro, y rapaz, les aplasta de la faz de la tierra con una certera emboscada de los guerreritos de plomo.

-Duro, duro, duro a esos hijueputas.

Todo el que levante la voz para reclamarle a papi él dará el ejemplo en la familia señalando primero. ¡Terroristas!

Si le pregunta Vicky en directo como ve el asunto indígena su pico de pichón de gavilán mordisquea esa T y esa E con una fuerza que sabe llevar durante la doble R y culminar con un cierre en el final I-S-T-A-S. Como si fuera su mejor madrazo.

Lo hace bien. Es el orgullo de papi.

Al pusilanime poco le interesa que los corteros se levanten a reclamar por su condiciones laborales que los acercan más a la condición de esclavos que cargaron sus ancestros. No tiene sentido proteger unos negros jodidos. No vale la pena defender el campo, si el destino agrícola, en el mundo, ya está trazado. Para que preocuparse por los informes de American Wach o Amnistía internacional. Por que molestarse por más de 100 muchachos pobres que se desaparecieron (seguro por terroristas) en su barrio en Soacha. ¡Qué cosa tan jarta, caray¡ Le dirá en el club la burguesía cachaca al pichón de gavilán pollero, que los indios reclamen por sus 1200 asesinados por los paras, guerrillos, o los falsos positivos . ¿Desde cuando esos animales valen para algo, señor ministro?

Al fin de cuentas son solo números. Cifras vacías que se pudrirán en los cementerios si tienen suerte, o se harán polvo anónimo en la miseria de la fosa común. Muertos pero con un pedacito de tierra, para que no digan que aquí no se reparten las tierras.